El suicidio se encuentra entre las diez principales causas de muerte en los Estados Unidos. Y estoy segura que es la misma situación en otros países del mundo. Ademas, se espera que la situación del Coronavirus llevará a muchos al suicidio.
Este tema fue doloroso para mi por muchos años.
A mis once años tuve un encuentro muy cercano con el suicidio. En un momento de angustia y desesperación, mi madre decidió terminar con su vida. Y yo vi cómo ella ingirió las pastillas. Sufrí mucho, y sigo sufriendo la pérdida de mi madre.
Pero a mis 30 años he aprendido que “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien” Romanos 8:28, y que lo más importante en la vida del ser humano es su alma.
Donde permanecerá el alma en la eternidad?
Poco tiempo después de la muerte de mi madre, mi mente se llenaba de dudas, me preguntaba si el Señor perdonaría a mi madre, ó si estaba ella en el infierno. Preguntas muy duras que entristecían mi ser.
A mi temprana edad no era tan madura en la fe. Y no tenia recursos confiables como Gracia a vosotros, una aplicación para teléfono dirigida por Grace Community Church de el Pastor John MacArthur.
Entonces, después de la muerte, los redimidos van conscientemente a la presencia del Señor, mientras que los no salvos van conscientemente al castigo.
Sé que mi madre tuvo tiempo de arrepentirse, se arrepintió y pidió perdón al Señor. Por eso tengo esperanza de verla en el cielo.
Tomar la decision de quitarse la vida es un acto de pecado. Es tomar un privilegio sobre uno mismo que pertenece solo a Dios quien da la vida y la quita. Es un acto de incredulidad. Es un acto de falta de confianza en la sabiduría, el propósito, y el plan de Dios.
Pero ¿quiénes no tienen esta confianza en la sabiduría, propósito y plan de Dios? Los que no se han arrepentido de sus pecados.
Cristo murió para darnos vida eterna. Pero no podrás disfrutar de la esperanza de esa vida eterna si no te arrepientes y recibes a Jesus como tu Señor y Salvador.
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